Irena Sendler nació el 15 de febrero de 1910 en Otwock, Varsovia, en el seno de una familia católica. Desde bien pequeña, Irena convivió con la solidaridad y el amor y respeto a los demás. Valores que aprendió de su padre, Stanisław Krzyżanowski, un médico que falleció cuando ella sólo tenía siete años al contagiarse del tifus que sufrían sus pacientes y a quienes muchos de sus colegas no habían querido atender por miedo a contagiarse.
Irena decidió dedicar su vida a los demás y se hizo enfermera. En 1939, cuando Alemania invadía Polonía, Irena trabajaba en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia.
Durante los años 1942 y 1943 llevó ayuda a las personas del Gueto de Varsovia (Ghetto von Warschau). Arriesgando su propia vida contrabandeó comida y retiró gran cantidad de niños judíos utilizando los más diversos mecanismos.
El 20 de Octubre de 1943 la Gestapo la detiene la somete a torturas en la prisión de Pawiak con el objetivo de hacerle confesar el paradero de los niños rescatados. Condenada a muerte, Irena pudo escapar de la prisión gracias a un soldado alemán sobornado por el comité Polaco de ayuda a los Judíos (Zegota). Hasta el fin de la guerra, continuó con su labor bajo un nombre falso.
Una vez terminada la guerra Irena entregó al Zegota la lista de los niños rescatados, la cual había permanecido oculta enterrada en frascos de vidrio en el jardín de su casa.
Irena Sendler falleció en Varsovia (Polonia), el 12 de mayo de 2008, a los 98 años de edad.
Es un ejemplo de amor al prójimo, optimismo y superación de terribles situaciones. Esa formidable manera de enfrentar las crisis es fundamental para poder superarlas, aún cuando parezca que no hay salida, lo importante es tener paciencia, no perder el deseo y pensar con optimismo.